viernes, 26 de septiembre de 2008

Plataforma por los Derechos de las Personas con Discapacidad Intelectual

Era el 9 de Mayo 2007, el Sr. Alcalde pone la Primera Piedra de lo que será una nueva residencia para personas con discapacidad intelectual en Ntra. Sra. De Belén.
Poco después se podan los árboles, entre ellos el pino centenario y se valla el patio. Pensamos con alegría que a pesar de lo duro de estar un tiempo mal era un símbolo de esperanza, y eso nos transmitía aquella piedra. Descubrimos que las piedras tienen energías internas que tratadas adecuadamente movilizan diferentes tipos de partículas y en esos primeros días se generó una ola de esperanza tanto en las personas que allí residían como en las que acudían a trabajar allí: ¡Por fin un lugar digno en el que vivir y trabajar!

Parece que comienzan las obras. Durante 15 meses se mantiene vallado el patio y dentro de él, ignorada, la Piedra; cuadrada y bien pulida se oculta tras la valla frente a la entrada de la vieja residencia donde el transito constante permite una fluida comunicación entre las personas. Y la Piedra Inaugural oye hablar de las pdi y de sus deseos frustrados y de sus derechos conculcados. Le cuesta entender que no hablan de ella. No hablan de las “piedras de inauguraciones” sino de las “personas con discapacidad intelectual”, dicen que es la minoría más numerosa y que, según Naciones Unidas, es la última en obtener el respeto a sus derechos humanos. Dicen que son como si no existieran, como si fueran invisibles, dicen que de nuevo no hay fundamento para la esperanza. La emoción hace que la energía se movilice, esta vez generando entre un número de personas que acuden al centro apoyados por sus familiares y amigos un movimiento asociativo que les empuja a tomar la calle y la Piedra como bandera y plataforma de seguimiento y vigilancia de nuevas promesas.

Nace así la “Plataforma por los derechos de las personas con discapacidad”, con el compromiso de buscar caminos para alcanzar:
  • El derecho a una vivienda digna
  • El derecho a un trabajo digno
  • El derecho a recibir educación adecuada a sus necesidades y capacidades
  • El derecho a trasladarse libremente de un lugar a otro, con o sin ayuda
  • El derecho a que se respete su ritmo de aprendizaje y de desarrollo
  • El derecho a recibir el tratamiento rehabilitador que requieran
  • El derecho a disfrutar del ocio, de la cultura, de las relaciones vecinales
  • El derecho al placer en libertad
  • El derecho a recibir información y acceder a ella desde el nivel de cada uno
  • El derecho a la privacidad
  • El derecho a la propia independencia
  • El derecho a la libertad de expresión, opinión y participación
  • en definitiva, el derecho a ser en el futuro “una persona” a secas

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